Hoy podría escribir mi mejor poema;
pero me corto las manos,
si lo que voy a anotar,
es de lo mucho y lo poco que quedamos;
si lo que voy a llorar es tu insolencia,
ya no quiero tener manos,
ya no quiero proclamar -con ellas mismas-,
que jamás voy a tocarte las entrañas.
Prefiero vivir sin manos.
Prefiero vivir sin ti.